viernes, 17 de octubre de 2008

01:38 a.m.

Soy afecta a escribir a la media noche... sucede que aun cuando los sonidos más tenues se tornan en unas cuantas horas en los más intensos y que a lo lejos, o a lo cerca, se escuchan el canto de los grillos, los aullidos de los perros o los gatos, o bien el silvar de un despistado tren que antiguamente transportaba pasajeros, pese a esto, la ciudad es una calma inesperada. En un lugar donde las arterias vehiculares sustituyen cualquier paraje natural la calma es impensable…

Sin embargo, es alli donde la saturación del día se estaciona tan adecuadamente en las palabras y las frases salen como disparadas por no sé que razón, por no sé que motivo… quizás sea por las cosas que alrededor se detienen… y por esas otras que continúan dando marcha a los pensamientos, algunas veces testarudos…

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