viernes, 31 de octubre de 2008

El Carnicero...

Hace tiempo leí por casualidad este libro. Cuando en casa empezó a dársele lugar a los libros, dado que no siempre fue así, no empecé a leer –por gusto– sino hasta los 16 años, además que muchos de ellos estaban "prohibidos", si no podía leer a Lolita, mucho menos a esté. Solíamos leer novelas clásicas como Ana Karenina, Eugenia Grandet, Madame Bovary, Las Amistades Peligrosas, Orgullo y Prejuicio... entre otras. Por lo que tener, o aun más, leer un libro que explicitara el asunto de la "carne" era impensable, al menos para las mujeres. Creo que en muchos contextos suele ser así… y entonces la sexualidad se vuelve algo oscuro e inasible al igual que otras tantas cosas relacionadas a esta. La sexualidad es un tema aun vetado, pese a la información, aunque a decir verdad vetado a medias ya que siempre están allí infinidad de mensajes que de alguna manera los tomamos…
Este libro me gusto por como maneja el asunto de la “carne”, y lo desdibujado que siempre está…
“…El olor soso de la carne cruda se me subió a la cabeza. Vista de cerca, iluminada de lleno por el resplandor de la mañana de verano que penetraba por el largo escaparate, la carne era de un color vivísimo, repugnantemente hermosa. ¿Quién dijo que la carne es triste? La carne no es triste, es siniestra. Permanece a la izquierda de nuestra alma, nos asalta en las horas perdidas, nos arrastra por lo anchos mares, nos hace naufragar y nos salva; la carne es nuestro guía, nuestra luz negra y densa, el pozo de atracción en el que nuestra vida se desliza en espiral, succionada hasta el vértigo…”

jueves, 30 de octubre de 2008

Après Moi

Estaba en la red, tratando de explicar una palabra..."travesuras", y pues resulta que si en un mismo idioma cuesta trabajo darse a enteder, aun más en otro... Luego de traducir y traducir finalmente di con un término que aparentemente explicaba lo que yo queria... sin embargo, la persona en cuestión me dijo que en italiano esa palabra no significaba nada, pero que entendía lo que quería decir... que gratificante!! en fin...
La palabreja encontrada fue "shenanigans"...
Después quise buscar algo italiano, a decir verdad solo buscaba música, pero me di cuenta que no tenía la más remota idea a quién buscar... ja, salvo la Dolce Vita. Lo reconozco no soy muy internacional... Pues fisgoneando dí con esto... que como el término tampoco es precisamente italiano... pero valió la pena tanto la explicación como la búsqueda...


martes, 28 de octubre de 2008

Accidentes Polipoéticos...

Por aquello del día de las causas pérdidas...

lunes, 27 de octubre de 2008

Durante la semana...

Resulta que visitábamos diferentes lugares, físicos y virtuales. Nuestras rutinas y ritos nada tenían que ver el uno con el otro, a veces incluso ni siquiera los tedios y vacios… aunque de algún modo llegue a pensar que si… Cada vez que me decía “te quiero” yo le respondía silenciosamente –mis romanticismos no son de esa índole… y le atraía impetuosamente hacia mi, con esa ansia de caníbal inadaptada en un mundo hecho de embutidos y carnes bien refrigeradas… como siempre queriendo superar, entre otras cosas, al amor romántico, las novelas rosa y los besitos de mierda… y en conclusión dejar de mirar de una buena vez al vinculo amoroso como algo esotérico o fatídico… es decir, el no saber por que sucede, el no saber que sigue… en fin, el no saber por qué razón… y sencillamente aterrizar en lo que hace que un vinculo se dé…

Pero el aterrizaje evidentemente no se le daba… después de tanto vuelo entendí esa vaga sensación necesitada de sentir, y sacar del bolsillo, de una buena vez, al eco del fantasma en sus palabras…

En un lugar muy alto...

Sierra Norte de Oaxaca

Recolectando

"Fruto pequeño"


En las montañas de la Sierra Norte de Oaxaca crece un fruto muy pequeñito, mucho más que el capulín, solo que es carnoso, y no tiene esa clase de semilla. No siempre puedo pronunciar su nombre ya que esta en mazateco, suena algo así como totsi, como la película, aunque en realidad no se si estas tengan relación... lo que si es que no se si se escribe así, solo se que su traducción es “fruto pequeño”. Su color y sabor es muy parecido al de las moras, rojo intenso y agridulce, que también se parece un poco a la jamaica. La primera vez que le probé fue en una mermelada elaborada por un grupo de mujeres productoras de la zona, que tal parece es su patente… así lo espero. No necesita conservadores dado que es muy acido, por lo que puede durar harto tiempo, sin embargo, nunca he sabido cuanto porque me la termino en menos de una semana. Desde entonces no he vuelto a comprar una mermelada Kraft o McCormick… me sorprende las haya consumido en algún tiempo, que un sabor tan sintético me haya gustado… bueno a veces una se acostumbra a ciertas cosas sin objetar porque es lo que te venden como único consumo… Ahora aprovecho el viaje, además de ser intenso por otras cosas (como siete horas de trayecto, dos de las cuales son ininterrumpidamente curvas y precipicios), cada vez que voy a esa comunidad me traigo mi dotación de frutas en conserva, mermeladas y miel, y una que otra vez un pan de yema y algo de aguardiente...

jueves, 23 de octubre de 2008

miércoles, 22 de octubre de 2008

Ciudad de México




Así se veía el panorama de mi aterrizaje, la vista es espectacular... aunque me costo mucho el poder mirar, finalmente lo logre.. Me gustan las luces, solo que desde las alturas no es precisamente mi panorama predilecto...

martes, 21 de octubre de 2008

De Viaje...

Qué, cómo… se borro… les ha pasado esto… tener una idea escrita, mover no se que cosa y luego nada… nada, una pagina en blanco… y la desgana para la nueva idea…
Intentare imprimir la misma energía, aunque he perdido ya media hora… imposible, dado que mañana, oh he de decir al rato estaré ya con el grupo…
Llegue hace una hora a la comunidad, es tarde… tres, o mas, horas de viaje en camioneta y dos en avión, aunque en este último solo 40 minutos en las alturas, como siempre el despegue es de lo más tormentoso… la aceleración y el control, o he de decir el no control, mis pasos no son míos aunque de alguna manera lo son…
Me bebí un vodka, un poco a hurtadillas de mi compañera de viaje… y luego relax. No es que sea borracha, ja… ni tampoco que justifique no serlo, la verdad es que me gusta, disfruto tanto de la sensación de la primera copa, así que procuro quedarme lo más tiempo posible en ella, en esa ligereza, si tomo una segunda es más por continuar que por placer, y a veces soy tan hedonista…
Me gusta hablar de bienestar, cuando estoy con las personas eso busco, eso me gusta que busquen… es un poco como el hedonismo. El bienestar a veces se parece a la salud, no es que este a favor de la cultura de “todo por su salud”, es extraño pero creo que las personas hacemos cosas que nos producen bienestar y no necesariamente son saludables, sin embargo, contradictoriamente cuanto más bienestar más saludables parecemos…
Me quede pensando… la percepción de las cosas es tan subjetiva, como hacer que esas subjetividades te acerquen y no por el contrario te alejen de las personas con quienes convives, a veces somos más cercanas de lo que creemos… cada cual tiene sus miedos, arrebatos, necesidades, disfrutes, vacios, tedios…etc., que pareciera estos son únicos.
Mientras iba en carretera, una de las mujeres de la comunidad dijo al respecto de una actividad “no lo he hecho, tengo miedo pero lo voy a hacer” y, tal vez sin darse cuenta comento acerca de lo que dijo otra – “se ve siempre tan segura que me sorprendió escucharle decir –estoy nerviosa”…

lunes, 20 de octubre de 2008

Inicio de semana

Es lunes... los lunes siempre me da la impresión de desajuste, o más bien de volver a ajustarse, de aterrizar a las activides, la rutina cotidiana empieza para muchas personas en escuela, trabajo, familia... cumplir con un horario establecido, atravesar la ciudad sea en transporte público o en coche, en las dos cosas siempre hay algo que contar... tráfico matutino o aglutinamiento de gente...
Aunque mis actividades son tan diversas, mis hábitos suelen ser extemos y estos también llegan a convertirse en eso, en mi cotidianidad, en mi rutina... Los dias para mi son como pausados, no es un domingo para iniciar un lunes, a veces me olvido de esa clase de conteo, las pausas tiene que ver con otro tipo de dinámica. Son los momentos en que estoy en la ciudad agetreada, sudorosa, intranquila, y a veces hasta pesimista, pero al que contradictoriamente luego de mucho tiempo fuera me apura por llegar.
Me gusta viajar, conocer lugares que a veces considero remotos, en ocasiones porque eso son, o bien, porque quizás por las circunstancias que tienen no son donde una iria a vacacionar. Suelen ser poblaciones en situaciones marginales o de vulnerabilidad social... Sierras, parajes, carreteras rodeadas no de casas o aislantes unidades habitacionales, centros comerciales, gasolineras y todo tipo de establecimientos que hacen olvidarte del entorno, sino lugares con amplios espacios verdes que mas que olvido es presencia, y de algún modo mis propias rutinas y las de las personas con las que comúnmente convivo son tan ajenas...
Bien pues es lunes, aunque ya sean más de las 6 de la tarde y para algunas este por concluir el día...

viernes, 17 de octubre de 2008

01:38 a.m.

Soy afecta a escribir a la media noche... sucede que aun cuando los sonidos más tenues se tornan en unas cuantas horas en los más intensos y que a lo lejos, o a lo cerca, se escuchan el canto de los grillos, los aullidos de los perros o los gatos, o bien el silvar de un despistado tren que antiguamente transportaba pasajeros, pese a esto, la ciudad es una calma inesperada. En un lugar donde las arterias vehiculares sustituyen cualquier paraje natural la calma es impensable…

Sin embargo, es alli donde la saturación del día se estaciona tan adecuadamente en las palabras y las frases salen como disparadas por no sé que razón, por no sé que motivo… quizás sea por las cosas que alrededor se detienen… y por esas otras que continúan dando marcha a los pensamientos, algunas veces testarudos…

El museo de los esfuerzos inutiles...

I…

Todas las tardes voy al Museo de los esfuerzos inútiles. Pido el catálogo y me siento frente a la gran mesa de madera. Las páginas del libro están un poco borrosas, pero me gusta recorrerlas lentamente, como si pasará las hojas del tiempo. Nunca encuentro ha nadie leyendo; debe ser por eso que la empleada me presta tanta atención…

-¿Qué año quiere? –me pregunta muy atentamente.-el año de mil novecientos veintidós –le contesto por ejemplo… -el año de mil novecientos fue un año muy intenso. Mucha gente estaba empeñada en esfuerzos ¿cuántos tomos hay?...

-catorce –me contesta ella muy profesionalmente. Y yo observo alguno de los esfuerzos inútiles de ese año, miro niños que intentan volar, hombres empeñados en hacer riqueza, complicados mecanismos que nunca llegaron a funcionar, y numerosas parejas…

Es muy curioso que los esfuerzos inútiles se repitan, pero en el catálogo no se los incluye: ocuparían mucho espacio. Un hombre intento volar siete veces, provisto de diferentes aparatos; algunas prostitutas quisieron encontrar otro empleo; una mujer quería pintar un cuadro; alguien procuraba perder el miedo; casi todos intentaban ser inmortales o vivían como si lo fueran…

II
…Antes, me cuenta Virginia, existían algunos investigadores privados; aficionados que suministraban materiales al museo. Incluso puedo recordar un periodo en que estuvo de moda coleccionar Esfuerzos Inútiles, como la filatelia o los formicantes.

-creo la abundancia de piezas hizo fracasar la afición –declara Virginia. Solo resulta estimulante buscar lo que escasea, encontrar lo raro. Si el tiempo pasa yo no lo siento, entretenida como estoy todas las tardes. Pero los lunes son días de pena y abstinencia, en los que no sé que hacer, como vivir. El museo cierra a las ocho de la noche. La propia Virginia coloca la simple llave de metal en la cerradura, sin más precauciones, ya que nadie intentaría asaltar el museo. Sólo una vez un hombre lo hizo, me cuenta Virginia, con el propósito de borrar su nombre del catálogo. En la adolescencia había realizado un esfuerzo inútil y ahora se avergonzaba de él. No quería que quedaran huellas…