Hace tiempo leí por casualidad este libro. Cuando en casa empezó a dársele lugar a los libros, dado que no siempre fue así, no empecé a leer –por gusto– sino hasta los 16 años, además que muchos de ellos estaban "prohibidos", si no podía leer a Lolita, mucho menos a esté. Solíamos leer novelas clásicas como Ana Karenina, Eugenia Grandet, Madame Bovary, Las Amistades Peligrosas, Orgullo y Prejuicio... entre otras. Por lo que tener, o aun más, leer un libro que explicitara el asunto de la "carne" era impensable, al menos para las mujeres. Creo que en muchos contextos suele ser así… y entonces la sexualidad se vuelve algo oscuro e inasible al igual que otras tantas cosas relacionadas a esta. La sexualidad es un tema aun vetado, pese a la información, aunque a decir verdad vetado a medias ya que siempre están allí infinidad de mensajes que de alguna manera los tomamos…
Este libro me gusto por como maneja el asunto de la “carne”, y lo desdibujado que siempre está…
Este libro me gusto por como maneja el asunto de la “carne”, y lo desdibujado que siempre está…
“…El olor soso de la carne cruda se me subió a la cabeza. Vista de cerca, iluminada de lleno por el resplandor de la mañana de verano que penetraba por el largo escaparate, la carne era de un color vivísimo, repugnantemente hermosa. ¿Quién dijo que la carne es triste? La carne no es triste, es siniestra. Permanece a la izquierda de nuestra alma, nos asalta en las horas perdidas, nos arrastra por lo anchos mares, nos hace naufragar y nos salva; la carne es nuestro guía, nuestra luz negra y densa, el pozo de atracción en el que nuestra vida se desliza en espiral, succionada hasta el vértigo…”
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