sábado, 16 de mayo de 2009

Almohada 2, La Oficina.

Y hablando de los territorios...


Es mayo 16, en un caótico 2009, Me fui a acostar casi a las 4 de la mañana, dormí con la luz del pasillo encendida y la puerta de la habitación entre abierta, como suelo hacerlo en un lugar “nuevo”, o más bien diferente al que acostumbro dormir, en este caso la oficina.

Salí de una fiesta, un aventón y lo últimamente cercano es esta...

La oficina es un departamento adaptado para trabajo, con varios espacios ahora casi bien distribuidos. Uno de ellos es habitado por un enorme closet, aunque su contenido no precisamente es ropa, sino que dentro de él hay enormes pilas de materiales de papelería, a este le hacen juego partes empolvadas de computadoras ya sin uso, una ronca y ociosa mecedora.
Lo inhabitual es que conserva partes de lo que un día fue una casa-habitación, es el caso de un comedor de madera y una cama individual con cobijas cuadriculadas.

La cama es el objeto más fuera de lugar en la oficina, sin embargo, para esta su uso es de lo más común, con todo y la saturación de actividades dentro y fuera de ella(tantas que en ocasiones me recuerda a esos ríos tan estrechos pero tan necios que aun suelen pasar por algunas comunidades semirurales).

La luz encendida es común cuando no hay nadie a mi lado, ni siquiera los sonidos habituales que me arrullan cuando el tipo de espacio y oscuridad no son familiares. A veces creo que mi forma de apropiarme y estar en un territorio es poder, sin lugar a dudas, despreocupadamente dormir en o con él (dado que también me ocurre en las relaciones).

Sentir tranquilidad en un territorio es saberte de algún modo parte de él…

ja, a veces paso tanto tiempo allí que la idea de aprovechar el lugar y la cama, y cada uno de los espacios casi bien distribuidos, no solo para trabajar o dormir suele ser muy sugerente…

No hay comentarios: