En general la convivencia con la diversidad es lo común, tan común que a veces parece desaparecer y de pronto suele ser una masa informe, caótica... y se esfuma junto con el grupo de gente que se trepa al bus, esa misma gente que se despabila en el multitudinario asiento y termina de ajustar el sueño de trayecto al trabajo, esa diversidad reflejada en las muecas de los rostros, o en los rostros ya sin muecas, inertes, descoloridos, inexpresivos o desahuciados de expresión... En los zapatos que la gente usa, en los vestidos planchados y tipos de piel, en el origen cultural, en las personalidades, en los vacios y los hartazgos, en las complejas historías, en las risas citadinas, en los intereses cotidianos, en las historias cercanas aun cuando parezcan tan remotas, en el calor de medio día...
Esa diversidad tan común que a veces sin darte cuenta cómo deja huella...
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