Los ires y venires de la gente, los coches transitando, los murmullos de la ciudad… la tranquilidad de mi casa… la gata que maúlla en la habitación… el correr del agua entre las piedras, los pies descalzos sobre la arena, sobre el pasto, sobre las piedras… el aire frío soplando en rostro y nariz, las mejillas enrojecidas, mis manos que se calientan entre las suyas…
A veces, por momentos, muchos momentos, siento que me sumerjo entre las cosas, las casas y la gente… en otras que me evaporo de ellas, con ellas, que me escabullo de ellas…
Cambios, transformaciones, mutaciones, revoluciones… evoluciones… sensaciones…
Tengo ganas de sol, de sentir el sol… despacito sobre mi rostro… cerrar los ojos y escuchar las olas… de ver pompas de jabón, y estrellas muchas estrellas… ahora donde estoy hay muchas… un poco lejos de la ciudad el viento frío sopla sobre el rostro, se lleva las nubes y con ellas la sensación de linealidad… hay grillos, no he visto luciérnagas… extraño las luciérnagas…
...
A las cinco de la tarde
Cuando el resplandor se queda sin brillo
Y el jardín se sumerge en el último hervor dorado del día
Oigo el grupo bullicioso de niños
Que salen a cazar luciérnagas.
Corriendo sobre el pasto
Se dispersan entre los arbustos,
Gritan su excitación, palpan su deslumbre
Se arma un círculo alrededor de la pequeña
Que muestra la encendida cuenca de sus manos
Titilando.
Antiguo oficio humano
Este de querer apagar la luz.
¿Te acordás de la última vez que creímos poder iluminar
la noche?
El tiempo nos ha vaciado de fulgor.
Pero la oscuridad
Sigue poblada de luciérnagas.
Luciérnagas
Gioconda Belli
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