jueves, 2 de septiembre de 2010

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Cuando pongo ese rock de los noventas con en el que crecí durante la secu y el bachillerato no puedo remediarlo (tampoco es que me quite la vida por hacerlo) los recuerdos que tengo de él me invaden –junto con ese aire nostálgico que solía tener su presencia… pese a ello, ya no tengo aquella melancolía de lo que pudo ser, me gusta saber que puedo recordarle sin que me duela, sin esa añoranza que invariablemente me dejaba como una lechuza frente a la noche… Estuvimos tanto tiempo juntos sin estarlo, así de absurdas pueden ser las coincidencias… después de nueva cuenta, solo que el doble del tiempo, entonces era la época en que más escribía… su presencia me generaba tanta intensidad que no acierto a saber que de todo fue lo que la provocó… tanto desear, tan pocos encuentros… tanta necesidad uno de la otra y viceversa… ahora el tiempo corre en y con otras direcciones para ambos… no es raro, eso pasa a menudo con las personas… esas idas, venidas, encuentros rupturas, y los hasta “luegos” que se convierten en adioses…

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