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Dos pasos más, la acostumbrada mochila, tres cambios de ropa, y unas migas de pan, ya el viento sopla, y las horas deambulan, una estación, montaña o ciudad con lluvia, estos son nuestros restos del día…
cuando la vida corre en una habitación de hotel, y los sueños y las sabanas revueltas como dos libélulas se encuentran (y se alejan) al despertar…
viajamos cargadas de motivos, a veces parece que echamos a andar una larga migración, quizás por ello, sucede, desesperadamente nuestras manos se buscan…
en otras simplemente recogemos las migas del pan…
Josefa
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